Según los datos del Foro Económico Mundial de Davos, la eficiencia del mercado laboral en España no es nada esperanzadora. Actualmente nuestro país se sitúa en el puesto 70 del ranking mundial, dadas las regulaciones restrictivas que afectan al mercado laboral en España.
Esto implica que nuestro país se encuentre en desventaja frente a otros competidores de la Unión Europea, lo que supone una desventaja para la contratación laboral.
Deficiencias del mercado laboral
Los datos del Instituto de Estudios Económicos se basan en el análisis de una serie de variables, indicadores de mercado y regulaciones que forman parte del sistema laboral español. Entre éstas, cabe mencionar las siguientes:
- Cooperación entre empresarios y empleados
- Normativa de contratación y despido
- Los costes del despedido
- La relación entre salario y productividad
- La flexibilidad salarial
España se encuentra, por ejemplo, en el puesto 99 en lo que se refiere a la valoración de los efectos de la imposición sobre los incentivos laborales, y en el 115 en el subindicador de las regulaciones en lo que respecta a contratación y despido. Un puesto realmente muy bajo, ya que sólo se han medido 137 países.
Los países que más destacan por la eficiencia de su mercado laboral sin Suiza, Singapur, Estados Unidos, Hong Kong y Nueva Zelanda. En Europa, sólo Reino Unido y Dinamarca destacan entre los diez primeros clasificados. Otros países que obtienen también una notable posición gracias a la eficiencia de su mercado laboral son Canadá, Islandia y Ruanda.
Otros países de la UE ocupan un puesto entre los 20 primeros: entre ellos, los Países Bajos, Alemania, Estonia, Luxemburgo y Suecia.
España, como apuntábamos, se encuentra en el puesto 70, sólo superando a países como Grecia (en el puesto 110), o Italia, que ocupa el 116.
Consecuencias de la baja eficiencia del mercado laboral
La eficiencia del mercado laboral es un factor de competitividad de gran importancia para las empresas de todos los tamaños. Un mercado laboral ineficiente se caracteriza por las complejas y a veces confusas regulaciones, un desajuste entre productividad y salario y una falta de flexibilidad que hace las cosas más difíciles tanto a empresarios como a trabajadores.
La baja eficiencia del mercado laboral incrementa los riesgos a la hora de contratar empleados, gestionar nóminas y llevar a cabo los trámites burocráticos necesarios para cumplir con la legislación vigente.