Cuando llevamos un tiempo trabajando por cuenta propia, una de las dudas que saltan es cuándo pasar de ser autónomo a crear una SL y qué ventajas puede implicar.
Sabemos que ser autónomo es muchas veces el paso intermedio antes de montar una sociedad limitada, ya que en muchas ocasiones las condiciones de una SL pueden resultar mucho más interesantes, tanto a efectos fiscales, como de responsabilidad legal o el acceso a la financiación.
Desde Bissé Asesores, queremos analizar en este artículo a partir de qué momento es recomendable pasar de autónomo a SL y cuáles son las principales ventajas para hacerlo.
¿Qué ventajas tiene una SL sobre ser autónomo?
Las ventajas de una sociedad limitada son muy claras:
- La fiscalidad de las sociedades es fija y se rige por el Impuesto de Sociedades. Éste tiene un tipo general del 25%, tanto para las grandes como medianas y pequeñas empresas. Si eres autónomo, pagas por el IRPF, que se rige por los tramos del RETA.
- La responsabilidad en las sociedades limitadas se circunscribe al capital social aportado a la sociedad. En cambio, el autónomo responde con su patrimonio personal, incluyendo sus bienes, en caso de por ejemplo contraer deudas.
- El acceso a la financiación puede resultar más complicado para el autónomo que para la sociedad, al que en muchas ocasiones los bancos le impondrán requisitos más exigentes.
¿Cuándo pasar de autónomo a SL? ¿Qué tener en cuenta?
Hay muchos motivos por los que puedes dejar de ser autónomo y crear una SL. Pero estamos seguros de que para muchos autónomos, el punto crítico viene a ser la fiscalidad.
1. Nivel de facturación anual
Aunque no te podemos dar una cifra de ingresos exacta y la decisión dependerá de diversos factores (entre ellos, lo que pagues al final, el mínimo personal y familiar, y diversas facturas que puedas desgravarte), tu nivel de facturación puede ser una buena guía.
Según los tramos del IRPF para este año, ten en cuenta que, por ejemplo, todo lo que factures por encima de los 20.200 € y hasta 35.200 €, tendrá una retención que ya es del 30%. La cifra para los tramos de entre 35.200 € y 60.000 € asciende a un 37%. Y todo lo que factures por encima de 60.000 €, tendrá una retención del 45%.
Recuerda cómo funcionan los tramos del IRPF: no significa que si facturas 30.000 €, se te aplicará un 30% sobre el total. Por el contrario, lo que se hará es:
- Aplicar un 19% hasta los primeros 12.450;
- Un 24% a todo lo que ganes por encima de esa cantidad hasta 20.450;
- Un 30% a todo lo que ganes desde 20.450 hasta 35.200, etc.
- Un 37% a todo lo ganado desde 35.200 € hasta 60.000 €.
- Y un 45% a todo lo que ganes a partir de 60.000 €.
No obstante, y siempre hablando en términos generales, si tienes una facturación superior a 35.000-40.000 € al año, ya te saldrá más rentable tener una SL que ser autónomo, si bien debes valorar también otros factores.
2. Capital social, Seguridad Social y gestión
Hay otros aspectos que debes plantearte; no sólo tu facturación anual es importante. Para crear una sociedad, es necesario aportar un capital social (un mínimo de 3000€) y llevar a cabo toda una serie de trámites y gestiones que te permitirán ponerla en marcha.
También debes tener en cuenta que Seguridad Social, tanto si te das de alta como autónomo, como si entras como asalariado de la sociedad en el Régimen General.
Solicita asesoramiento fiscal
Dar el salto de ser autónomo a crear una sociedad puede ser muy complejo.
Si necesitas ayuda para evaluar todas estas cuestiones o poner en marcha, te invitamos a contactar con nuestros servicios de asesoría fiscal.